sábado, 1 de octubre de 2016

Debo confesarlo: Compré un voto para el SÍ, y por adelantado / Jaime Fernández Molano

   Me parece increíble estar confesando esto; pero me veo obligado a decirlo: compré un voto por el SÍ para las elecciones del plebiscito. Y lo más tenaz: por adelantado.
   Para hacer ese voto efectivo, giré esta mañana $60.000 a quien va a votar; pero adicionalmente, le prometí que tendría su exigencia mayor para el domingo: el sagrado plato de lechona, antes de ir a votar, por supuesto.
   Yo, que tanto he criticado la compra de votos, las lechonas para los votantes, el pago de transporte, etc., creo que caí en esa práctica. Y lo confieso públicamente, para estar un poco más tranquilo.
   Me explico: la persona a quien le giré el dinero, me dijo: “como mi cédula está inscrita en Villavicencio y yo estoy en Bogotá, la única opción para ir a votar es que me subsidien lo del pasaje ida y regreso. Y eso sí: no perdono la lechona dominguera antes de ir a votar.”
   Tras pensarlo un breve instante, de una dije sí, porque no es justo perder ese votico.
   Para hacerlo efectivo, giré esta mañana $60.000. Y cumpliré con un buen plato de lechona antes de ir a votar.
   Lo que hay que hacer por los hijos. O mejor, por las hijas.
  Esta mañana le giré el dinero para el transporte a mi hija Nicole, quien estudia en Bogotá, tiene inscrita su cédula aquí y se muere si no cumple con su sagrado deber de votar.
   La lechona es un ritual de domingo cuando ella está en casa.
  Sé que va a votar por el Sí; pero si votara por el no, también le financiaría el viaje, y comeríamos lechona.

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